Columna de opinión publicada en el periódico El Heraldo escrita por Cesar Lorduy. Fecha de publicación: 16 de abril de 2016.
La Organización Mundial de la Salud dice que el tracoma es la principal enfermedad infecciosa causada por la bacteria Chlamydia trachomatis, responsable del 3% de la ceguera en el mundo, en especial en niños.
En Colombia, la Organización Panamericana y el Instituto Nacional de Salud señalan que el tracoma está presente en comunidades indígenas del Vaupés y hay indicios en otros departamentos.
Existen enfermedades transmitidas u originadas por el agua (cólera, fiebre, tifoidea, shigella, polio, meningitis, hepatitis, diarrea); otras, de causa vectorial, se relacionan con el agua (malaria, fiebre amarilla, dengue, filariasis) y un tercer grupo lo causa la escasez de agua (tracoma, dermatitis de contacto).
La contaminación de los cauces que atraviesan la Región Caribe; la existencia de botaderos a cielo abierto; el agotamiento de las fuentes de aguas subterráneas por la falta de protección, sobreexplotación y desconocimiento del recurso hídrico; los rezagos en cobertura de acueducto y alcantarillado por debajo de la media nacional; el bajo índice de tratamientos de caudales de aguas residuales y la carencia de agua de calidad, sobre todo en zonas rurales dispersas, constituyen el escenario perfecto para las enfermedades anteriores, pero en especial las relacionadas con la escasez de agua.
Un estudio de 2015 del Instituto de Salud en 1.023 municipios indica que solo 284 tienen un Índice de Riesgo de Calidad de Agua para consumo humano de entre 0 y 5 %: el agua es apta para consumir y no hay riesgo de enfermedades. Esta condición la cumple con creces el agua que reciben Barranquilla y aquellos lugares en los que la Triple A presta servicio.
Mientras, gran parte de la Costa y del país se debate entre los siguientes índices: 80,1 y 100 % tiene mayor riesgo ya que el agua es inviable sanitariamente; 35,1 y 80% no es potable y tiene riesgo alto para contraer enfermedades; entre 14 y 35% no es apta para consumo humano y entre el 5,1 y el 14% tampoco es apta, pero posee un nivel de riesgo bajo para enfermedades.
Para evitar lo anterior y tener índices de calidad es necesario tratar el mayor caudal posible de aguas residuales generadas en la región, cuya meta es de solo el 50%, según el Plan Nacional de Manejo de Aguas Residuales, por una parte, y, por la otra, lograr que la mayoría de los ciudadanos tengan acceso a los servicios de acueducto y alcantarillado de calidad, que hoy está en el 71% (concentrado en los centros urbanos, muy por debajo de la media nacional: 82%), tal como dice el diagnóstico sobre la Costa que realizó Planeación para el Plan Nacional de Desarrollo.
Lo anterior no es solo un deseo, sino un mandato constitucional concordante con decisiones de la ONU que han reconocido que el agua es un derecho fundamental, esencial para los demás derechos y la existencia del ser humano.
Solo evitaremos la presencia del tracoma si la Costa alcanza los mismos servicios de acueducto y alcantarillado que hoy, gracias a Triple A, tiene Barranquilla.
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