Columna de opinión en el periódico El Heraldo escrita por Cesar Lorduy. Fecha de publicación: 10 de octubre de 2015.
El actual fenómeno climático El Niño, dice el Ideam, tomó la categoría de “fuerte” y se estima que se extenderá con intensidad máxima hasta marzo de 2016. Es decir, seguirán disminuyendo la cantidad y la frecuencia de las lluvias, más allá del 60% que hoy se registra.
Esto genera más de un grave problema: uno es la disminución del llenado de los embalses que, según XM –filial de ISA–, al 8 de octubre se encontraban en el 63,18%. Es decir, El Niño afecta la producción hidroeléctrica y aumenta los requerimientos de generación térmica, cuyas plantas, ubicadas en su mayoría en la Costa, son capaces de entregar hasta el 50% de la electricidad del país.
Más preocupante aún es que en este escenario han surgido dificultades para algunas empresas que no teniendo contrato y llegaren a requerir energía, lo deberán pagar al precio de bolsa ($1.952.18/kWh). También para las distribuidoras que, al cubrir los faltantes que no habían contratado y que les hubiera permitido tener unos precios estables, están comprando hoy en la bolsa de energía al precio de escasez ($302.43/kWh) –según expertos, este está mal definido y atado a un combustible relacionado con el WTI–, hecho que afecta sustancialmente la caja de esas compañías. Mucho más se afectan las térmicas, tanto de líquidos como de gas, pues debido al precio de estos combustibles tienen unos altos costos variables de producción, superiores al precio de escasez con el que se les remunera. Por lo tanto, estas empresas están enfrentadas a una condición económica inviable que no les permitiría seguir operando cuando más se necesitan.
En las circunstancias actuales por los efectos de El Niño la generación térmica se vuelve vital para Colombia, a pesar de que muchas veces ha sido estigmatizada y considerada, por algunos, como un elemento problemático y poco deseable en la canasta energética del país.
Las térmicas están obligadas a generar la energía pactada para poder recibir el cargo por confiabilidad, o cuando el sistema lo requiera, y mucho más cuando el precio de bolsa supera el precio de escasez, como se da en las circunstancias actuales. ($1952.18/kWh contra $302.43/kWh)
Es un contrasentido que en épocas de sequía las térmicas no tengan su mejor momento y les suceda todo lo contrario, ya que, en lugar de obtener beneficios, se perjudiquen porque al ser remuneradas con el precio de escasez no pueden recuperar sus costos variables, incurriendo en pérdidas que las llevarán, más temprano que tarde, a la quiebra.
Las térmicas pueden producir técnicamente, pero el riesgo para ellas no es climático, sino la falta de recursos que se origina en no poder recuperar su costo variable en las actuales circunstancias, lo cual se hace más exigente cuando hay que pagar los combustibles que requieren para generar a un costo mayor que el internacional, lo que es mucho más evidente cuando de gas natural se trata, que ya ha alcanzado niveles hasta de 18 US$/MBTU.
En consecuencia, debemos y tenemos que ahorrar agua y energía, pero el riesgo de racionamiento puede presentarse, no por ausencia de una capacidad instalada, sino por quiebra de las térmicas como resultado de una falla regulatoria que a alguien debe estar beneficiando, ¡y bastante!
Link a columna de opinión: https://www.elheraldo.co/columnas-de-opinion/plantas-termicas-en-alta-tension-221896