Columna de opinión en el periódico El Heraldo escrita por Cesar Lorduy. Fecha de publicación: 3 de octubre de 2015.

No podemos ahorrarnos ninguna acción, denuncia o publicación que tenga como objeto defender el área protegida del Santuario de Flora y Fauna Ciénaga Grande de Santa Marta que, junto al Vía Parque Isla de Salamanca, constituye la zona núcleo de la reserva de biosfera declarada por la Unesco y Humedal Ramsar.

A pesar de que no se ha escatimado ningún esfuerzo en ese sentido y muchas acciones se han desarrollado, incluso las penales, todo indica que no han sido suficientes: un documento reciente de la Dirección Territorial Caribe de Parques Nacionales Naturales de Colombia, como lo informó EL HERALDO, dice que a la Ciénaga Grande la siguen secando, la están matando.

Elaborado mediante un sistema de información geográfico en tres periodos (2002-2009-2012), con la metodología Corine Land Cover, el análisis espacio-temporal de cobertura de la tierra del área de influencia del Santuario de Flora y Fauna demuestra un incremento significativo de tierras desnudas y degradadas y el crecimiento acelerado de grandes extensiones de tierra dedicadas al cultivo de palma y de pasto, algunas de ellas como resultado del taponamiento de las conectividades hídricas. Esto, a su vez, impacta negativamente la fauna y la flora que se encuentran en esta zona del Caribe, particularmente aquellas especies que viven o se desarrollan y dependen de sistemas estuarinos y lagunares.

Son evidentes también las alteraciones en la dinámica natural de todos los cursos de agua que descienden de la Sierra Nevada, afectando las condiciones del humedal que, sumado a los incrementos importantes en los niveles de salinidad intersticial en suelos del manglar, al escaso mantenimiento de algunos sectores de los caños y al cierre de otros que impiden la comunicación del complejo lagunar con el río Magdalena, forman una cadena de realidades que, poco a poco, la destruyen.

No hay duda de que la reapertura y mantenimiento de los caños secundarios y terciarios es una necesidad apremiante. Esta labor es atendida parcialmente por Corpamag, con un trabajo de dragado que es un círculo vicioso: dragan y depositan los sedimentos a orillas de los caños, con las lluvias o las escasas y necesarias inundaciones el sedimento es devuelto o arrastrado por la corriente a los caños que se taponan y otra vez deben dragarlos.

A lo anterior sumemos las obras civiles denunciadas y los incendios forestales de grandes magnitudes, así como los altos niveles de captación de agua para uso agrícola (con tendencia al incremento), más el consumo doméstico aunque este solo llega al 10,9%.

Si bien el Santuario de Flora y Fauna Ciénaga Grande es una ecorregión de la que dependen directamente miles de familias, más importante es su papel regulador climático y amortiguador de inundaciones para esta parte de la Costa.

De manera que es importante determinar a futuro quién es el responsable del manejo de la Ciénaga Grande porque son muchos los actores que aparecen, pero pocos tiene los instrumentos para evitar el daño, el crimen, la destrucción y la codicia que están llevando a que, dentro de poco tiempo –10 años, calcula la directora de Parques Nacionales, Julia Miranda Londoño–, esta desaparezca y, con ella, una de las musas de Fernando Denis.

Link a columna de opinión: https://www.elheraldo.co/columnas-de-opinion/salvar-la-cienaga-grande-220660

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