Columna de opinión en el periódico El Heraldo escrita por Cesar Lorduy. Fecha de publicación: 5 de diciembre de 2015.

Nuestra casa el planeta Tierra está en alto riesgo por efectos del cambio climático, definido como una modificación del clima comparado con su historial en periodos de tiempo, ya sea a escala global o regional. Este fenómeno puede ser causado por procesos naturales terrestres y el sistema solar, pero el que más lo incentiva es el llamado calentamiento global antropogénico: un aumento de las temperaturas por acción u omisión de los seres humanos.

Sin duda, el cambio climático y lo que este origina son los problemas más graves a los que se enfrenta la humanidad, pues compromete los ecosistemas, el desarrollo sostenible y el bienestar de la misma.

Son numerosas las variables que inciden sobre el clima en condiciones normales y una de ellos es la producción de CO2 (dióxido de carbono), causado por casi todo lo que se ve, toca o siente y por lo que ha sido cultivado, construido y transportado usando energía que tiene combustibles fósiles. Ese dióxido de carbono produce un efecto invernadero, es decir atrapa el calor en la superficie del planeta.

Con el propósito de llegar a un acuerdo mundial para que las temperaturas no suban más de 2 ºC por encima del nivel en que estaban entre 1850 y 1899, lo que obliga a reducir los gases del efecto invernadero, están reunidos en París, hasta el 11 de este mes, 195 países.

Los debates, y ojalá lleguen a acuerdos cumplibles, se harán sobre la base de un mundo en el que se ha incrementado la temperatura en 1 ºC desde 1850; han subido en un 30% los niveles de CO2 desde la Revolución Industrial; ha retrocedido en un  4% la cantidad de hielo en el Ártico y en el que 9 de los 10 años más cálidos registrados han ocurrido desde el 2000. Claro que lo urgente a evitar es que aumente la temperatura global en 2ºC, que se considera el límite de un calentamiento global peligroso, y mucho más impedir que suba 4ºC porque en ese escenario la vida humana sería casi imposible.

Colombia, dice el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, IDEAM, emite al año 178.258.000 toneladas de CO2. El sector agrícola es el que más aporta, seguido del industrial y el energético. A ello también contribuye mucho la degradación de los bosques y la deforestación, los incendios forestales y las emisiones por acumulación de residuos (vertederos y rellenos sanitarios).

Alerta el IDEAM que la temperatura media en el país aumentó  0,13°C por década entre 1971-2000 y aumentará 1,4°C entre 2011 y 2040; 2,4°C de 2041 a 2070 y 3,2°C del 2071 al 2100; y pronostica que en este siglo los volúmenes de precipitación decrecerían entre un 15% y 36% para amplias zonas de las regiones Caribe y Andina, que se incrementarán las precipitación hacia el centro y norte de la Región Pacífica y que la humedad relativa disminuiría en La Guajira, Cesar, Tolima y Huila.

Todo esto afectará las épocas de cosechas, traerá nuevas plagas, cambiará la productividad y tendrá impactos sobre los precios.

De manera que asumir nuevos hábitos de consumo, sembrar y proteger los bosques y apoyar la generación de energía limpia y además consumirlas, así como ahorrar energía y agua, es mucho de lo que de manera individual podemos hacer para ayudar a salvar nuestro planeta, al país, la Región y a Barranquilla. Para luego es tarde.

Link a columna de opinión: https://www.elheraldo.co/columnas-de-opinion/amenaza-para-todos-231995

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