Tomado de Metro Noticias: https://lametronoticias.com/cesar-lorduy-vencio-la-pobreza-comiendo-libros/

Cesar Lorduy Maldonado nació en Barranquilla y estudió su primaria en la Escuela de la Fundación Andi. El hoy abogado contó que sobrevivió su etapa escolar analizando obras literarias.

Es una escuela pública que actualmente pertenece al distrito de Barranquilla. Tuve el honor de haber sido el único egresado de esa institución en ser posteriormente miembro de la junta de esa misma escuela, es decir de la directiva de la Andi, sin duda uno de los grandes privilegios que me ha dado la vida», reconoce Cesar Lorduy.

Desde que tenía uso de razón tenía sueños en la vida pese a que vivía en la pobreza absoluta, ya que sus padres no tuvieron las condiciones económicas para brindarle una mejor calidad de vida.

«La primera vez que me alguien me preguntó qué quería ser en la vida fue en la escuela, en ese entonces cursaba cuarto de primaria y la profesora fue Olivia de Serpa, que me interrogó sobre mi futuro. Mi respuesta fue directa, sin pensarlo dos veces, dije presidente de la República. Jamás lo olvido», rememora Lorduy.

Cuando comenzó a estudiar bachillerato en el Colegio Barranquilla para Varones se le comenzó a cumplir su sueño de ser presidente. Logró obtener el título varias veces, pero como presidente del Concejo Estudiantil del Colegio Barranquilla y Presidente del Comité de Deportes. Ahora solo le faltaría ser presidente de la República.

“Come libros”

Desde que estudiaba primaria el periódico El Heraldo se convirtió para Cesar Lorduy en una fuente de lectura recurrente y fuente de inspiración para todos sus sueños en la vida. El Colegio Barranquilla para varones fue determinante para ser un gran lector de libros y que sería la gran herramienta  para poder sobrevivir.

«Una experiencia de vida inolvidable fue cuando estudié el bachillerato. En esa época para identificar a los mejores estudiantes, se hacía indagando sobre quien había leído más libros. La competencia siempre fue fuerte en materia de lecturabilidad», explica el abogado.

Lorduy leía los libros que le eran asignados en las distintas materias,  inclusive los de otros cursos, ya que sus amigos descubrieron su pasión por la lectura y él les hacía los análisis de obras literarias. «Se convirtió en mi fuente de ingresos.  Recuerdo por ejemplo el profesor mandaba a leer la María, la Ilíada o la Odisea.  Yo les hacía los trabajos a máquina de escribir, así que me tocaba hacer el análisis del personaje principal, los personajes secundarios, espacio, tiempo, etc», lo recuerdo mucho.

Además, leyó muchas obras de escritores latinoamericanos entre ellos Gabriel García Márquez  y Vargas Llosa. Hubo también autores de izquierda como Karl Mark y Federico Hegel que también debió leer en la escuela. «Yo cobraba por cada trabajo porque mis padres eran muy pobres, así que me tocó comer buen libro para estudiar y sobrevivir», agrega.

Cuando Cesar terminó el bachillerato tenía claro que estudiaría Ingeniería Mecánica. No era un tema por convicción, sino porque esa era la profesión más solicitada en el mercado laboral de la época.

«Terminé bachillerato y mi principal  sueño era estudiar en la Universidad de Sorbona, aunque la pobreza me hizo aterrizar a la realidad. Aquí  en Barranquilla logré una beca en la Universidad del Norte para estudiar Ingeniería Mecánica, no porque fuera mi pasión, ni porque me lo dijera mi perfil profesional, sino porque era la oferta de trabajo que había para esa época a través de la empresa, Morrison Knudsen que al final construyó Intercor», expresó Lorduy.

En el segundo semestre, reflexionó sobre el error que estaba cometiendo de estudiar una carrera que no era su pasión y cambió  de carrera. Así las cosas de Ingeniería Mecánica pasó a Derecho por sugerencia de una sicóloga que le hizo un análisis profesional.

Llegó a la Corporación Universitaria de la Costa, a la que logró ingresar gracias a una beca. «Era casi imposible de acceder a una universidad privada, y para colmo  la Universidad del Atlántico estaba en huelga. Cuando se normalizó la parte académica allí comencé a estudiar Derecho, es decir, que  simultáneamente estudiaba la misma carrera en las dos universidades», relata Cesar Lorduy, sobre sus periplo para estudiar una carrera profesional.

En la Universidad del Atlántico al final sólo alcanzó a estudiar hasta el tercer año y graduó de la Corporación Universitaria de la Costa.

Una de las frustraciones de Cesar Lorduy es no haber tenido tiempo en su juventud para practicar un deporte, porque todo el tiempo se lo dedicó a leer libros para ganarse la vida.

«Fundamentalmente por mis precarias condiciones económicas me convertí en un ratón de biblioteca.  Además, leer libros fue un ejercicio que disfruté mucho, me encantaba. No tuve recursos económicos ni en primaria, ni en el bachillerato, ni en la universidad distinto a los que pude obtener realizando análisis de las obras literarias», comentó.

Un nómada

Cesar Lorduy se conoce a Barranquilla como la palma de sus manos, tuvo una vida de nómada para poder capotear  la pobreza.

«En realidad mi crianza estuvo a cargo de varios,  mi madrina, Miriam Salom, mis amigos y más tarde me fui a vivir donde unas primas.  Perdí la cuenta de las casas de cuántos amigos viví. Fui un verdadero nómada».

En el segundo semestre de sus estudios de Derecho por las noches, inició a trabajar de día en la empresa Monómeros. «Allí empecé mi vida laboral desempolvando libros. En poco tiempo esa cantidad de textos se convirtió en una biblioteca y fui su administrador. La biblioteca servía de soporte a las investigaciones de ingenieros en la empresa, en total trabajé allí durante 36 años. Empecé limpiando libros y terminé siendo vicepresidente de Monómeros. Últimamente ocupaba el cargo de apoderado general», reseña Cesar Lorduy, un ejemplo de superación que gracias a su pasión por la lectura que logró superar la pobreza absoluta.

 

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