En ese sentido, el consumo de carbón a nivel nacional ha tenido una tendencia creciente desde 2011 para llegar a 9 millones de toneladas año en 2016, lo que implica una gran cantidad de emisiones de dióxido de carbono que afectan la salud de los colombianos y contribuyen a la problemática del cambio climático.
De acuerdo con la Unidad de Planeación Minero-Energética (UPME), el carbón genérico del interior de Colombia tiene un factor de emisión de 2534.8 kgCo2/tonelada. Por lo anterior, si se le aplica la tarifa actual de COP$16.422/tonCO2 al carbón, el valor a pagar por tonelada es de $41.613 pesos/tonelada.
Lo anterior no es una tarifa alta si se compara con otros países donde el impuesto puede ir desde US$126 (caso de Suecia). El impuesto en Suiza es de US$84, mientras que Reino Unido, por ejemplo, aplica una tarifa de $22.
Lo importante es que el que más contamine, más pague, y así incentivar el uso de energías limpias. Estos recursos servirían para ayudar a cumplir las metas de reducción de gases de efecto invernadero y material particulado nocivo para la salud y el medio ambiente, al manejo de la erosión costera, a la conservación de fuentes hídricas y a la protección de ecosistemas.
Queremos también que el Gobierno ayude a las industrias que quieran pasar de la generación con carbón a energías más limpias. Para esto es importante que los agentes de las cadenas de energía eléctrica y de gas combustible puedan ofrecer condiciones comerciales especiales para viabilizar nuevos proyectos o ampliaciones que impliquen el aumento de la demanda.
Además de mejorar la calidad del aire, ayudar a reducir los gases de efecto invernadero, y de aportar fiscalmente, la inclusión del carbón en el impuesto al carbono salvaría vidas: Según el más reciente informe del Instituto Nacional de Salud, en Colombia más de 15.600 muertes pueden ser atribuidas a enfermedades asociadas a la mala calidad del aire.
Ver documento: Proposición aditiva y complementaria al impuesto al carbono.
