Columna de opinión en el periódico El Heraldo escrita por Cesar Lorduy. Fecha de publicación: 13 de septiembre de 2014.

Ante esos escenarios que generan oportunidades hay proyectos que demuestran que todo puede mejorar. El programa de la Alcaldía de Barranquilla ‘Todos al Parque’ muestra sus excelentes resultados, la Gobernación del Departamento anuncia la construcción de los espolones que tanto requiere el Municipio de Pto. Colombia, y los corregimientos de La Peña y La Aguada de Pablo, que por más de 30 años eran inundados al desbordarse el embalse del Guájaro en épocas de lluvia, no seguirán sufriendo, ya que ese espejo de agua, el más grande de Atlántico (12.000 Ha), ubicado entre los municipios de Sabanalarga, Repelón y Manatí, con impacto sobre nueve cascos urbanos con una población cercana a los 250 mil habitantes, ha resurgido como el ave fénix en virtud de unas obras ejecutadas por la CRA en convenio con Minambiente, destinadas a proteger el ecosistema estratégico de la cuenca hidrográfica de ese cuerpo de agua, frente a los impactos generados por el cambio climático.

Un muro de contención construido en forma de malecón, con más de 2.000 metros de extensión, una parte en La Peña y otra en La Aguada de Pablo, con un costo de 20 mil millones de pesos, más la reparación de las compuertas en Villa Rosa y Porvenir –ubicadas en Repelón y que comunican el embalse con el canal del Dique– permiten que hoy esas poblaciones duerman tranquilas, el agua del embalse aumente su oxigenación y tengan la garantía de cantidad y calidad del recurso que requieren y del que se abastecen esas comunidades y las vecinas.

La calidad de vida de los habitantes de los corregimientos de La Peña y La Aguada de Pablo ha cambiado notablemente, pues la construcción del muro-malecón les ha permitido reconocer su entorno como un elemento de valor, no solo por la protección que les brinda a su viviendas, y la valoración de las mismas, sino por el paisaje que les ofrece el embalse, lo que ha permitido que la actividad turística se incremente, dado que hoy es posible, no solo pasear por los alrededores del mismo a través del malecón, sino disfrutar de la comida típica del sector.

Hoy los habitantes de Barranquilla y del Atlántico podemos caminar por el malecón del río Magdalena en La Loma, cuya ampliación está en camino; por el malecón del embalse del Guájaro, gracias al gran trabajo desarrollado por la CRA y al que hay que visitar, y muy pronto por las playas de Pto. Colombia, y si queda tiempo pasemos por el Parque Regional de Luritza, en Usiacurí, y el chorro de San Luis, en Tubará, lugares del Dpto. donde es posible estar en comunicación con la naturaleza.

Link a columna: https://www.elheraldo.co/columnas-de-opinion/vayamos-al-guajaro-166220

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