Columna de opinión en el periódico El Heraldo escrita por Cesar Lorduy. Fecha de publicación: 6 de septiembre de 2014

Jerome Nriagu, un  científico del National Water Research Institute de Canadá, afirmó en la revista New England Journal of Medicine de marzo de 1983, que el vino hervido en ollas de plomo o forradas con dicho metal, ideal para mantener el color, la suavidad y el bouquet, al final da como resultado un acetato de plomo, fatal fungicida. Fue una de las causas de la caída del imperio romano.

Hoy en vez de vino se hierve o se funde plomo, antes en Barranquillita, hoy en Malambo y mañana es posible que sea desde cualquier lugar del país, y tal actividad genera unas emisiones atmosféricas que, de acuerdo con la Conferencia Americana de Higienistas Industriales y Gubernamentales (ACGIH), no deben ser superiores a 0.05 mg/m3 como límite ocupacional. Esa misma entidad ha establecido que el nivel de plomo en la sangre (BLL) o índice de exposición biológica, no puede ser superior a 10 microgramos/decilitro para niños y de 30mg/dl para adultos. Las normas de la ACGIH son obligatorios en Colombia en virtud de la Resolución Nº 02400 de 1979 del Ministerio del Trabajo.

Un documento reciente elaborado por Nerlis Paola Pájaro Castro, y otros, titulado ‘Revisión de las implicaciones ocupacionales por exposición al plomo’ expresa que ese metal pesado no es metabolizado por el organismo y, cuando es inhalado, se deposita en la vía respiratoria siendo absorbido por completo, causando entre otras, deficiencias en el desarrollo neuropsicológico, déficit de la atención, desórdenes de hiperactividad, problemas para la lectura, dificultad para expresión verbal u oral e incremento de riesgo a comportamientos no ajustados a la convivencia social. También afecta la capacidad cognitiva, la conducta, el crecimiento de los  niños y su coeficiente intelectual. En los hombres adultos algunos de los impactos incluye reducción de la líbido, alteración en la espermatogénesis, función prostática anormal y cambios en los niveles de testosterona.

Todo lo anterior se puede presentar entre los habitantes de la vereda La Bonga de Malambo, ya que el estudio de la Secretaría de Salud de este Departamento encontró, como era de esperarse, plomo en la sangre de algunos habitantes y en el pozo de agua que abastece el sector, en un nivel de 0.05 mg/L, muy superior al 0.01 mg/L exigido por la Res 2115 de 2007 del Ministerio de Ambiente, para el agua destinada para consumo humano.

El actual director de la CRA, distinto de quien concedió a una fundidora de plomo licencia ambiental exprés en 2007, prohibió la actividad e inició los sancionatorios contra las fundidoras de plomo Reciclal-Adriana Ortiz Sáenz, Metales Recuperados del Caribe, Fundidora J&G, Recuperadora Hermanos Herto y Recuperaciones del Caribe, todas ellas sin permiso de uso de suelo desde el 23 de septiembre de 2013, y en más de una oportunidad la procuradora ambiental y agraria de Barranquilla le solicitó al alcalde de Malambo el cierre de dichas empresas y, al no poder lograrlo, tuvo que interponer una Acción Popular.

A pesar de ello, el daño está causado, pero se espera que la acción penal solicitada por la procuradora Maritza Pérez detenga al Calígula del antiguo imperio romano, al que tanto le gustaba el vino, pero que hoy anda suelto en Malambo.

Link a columna de opinión: https://www.elheraldo.co/columnas-de-opinion/el-plomo-anda-suelto-165348

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