Columna de opinión en el periódico El Heraldo escrita por Cesar Lorduy. Fecha de publicación: 10 de diciembre de 2016.

José Stalin R, director del Observatorio de logística y movilidad del Centro de investigaciones para el Desarrollo de la Universidad Nacional, afirma que la cultura ciudadana es un aporte tan importante como la infraestructura requerida para resolver los problemas de movilidad.

Víctor Cantillo M., magíster en tránsito y transportes, señala algunas pautas para mejorar la circulación vehicular en la Región Caribe, entre ellas, promover la densificación urbana, especialmente en la zona de influencia de los sistemas de transporte masivo; construir y ampliar vías, que solo resuelven el problema a corto plazo aunque incentivan el uso del automóvil; recuperar el espacio público, que en muchos casos ha sido invadido por vehículos, y que los ciudadanos cumplan con unas normas básicas de cultura y comportamiento, basadas en que el interés propio nunca puede estar por encima del colectivo.

El crecimiento vehicular es una de las causas de este problema. Un informe de la ONG Barranquilla Cómo Vamos indica que de 2008 a 2013 el transporte público era el más usado por los barranquilleros para ir al trabajo, etc., pero este uso en ese periodo disminuyó 2%; mientras que el uso del transporte privado aumentó 4%, lo que explica el crecimiento de 2011 a 2103 del parque automotor de motocicletas en un 0,9%. En 2013 el parque automotor particular creció 9,2%.

Este crecimiento sigue disparado. Según la Asociación Colombiana de Vehículos Automotores, en 2015 Barranquilla fue donde más se matricularon carros nuevos; hasta noviembre de 2016 ocupaba el 5 lugar (7.890 vehículos). Para la misma fecha, el departamento del Atlántico ocupaba el 4 puesto con 10.378 nuevos carros, con la advertencia de que gran parte de estos terminan circulando en Barranquilla. Hoy en la ciudad circulan 168.318 automotores, 140.229 particulares.

Para ayudar a resolver esa problemática, esta capital, casi que en el mismo orden de las soluciones planteadas por Cantillo, aprobó un POT que promueve la densificación urbana y está recuperando los espacios públicos para los ciudadanos. De 2012 a 2015 reparchó 66.000 M² de vías; en 2016 ya van 60.000 M² adicionales y de 2017 a 2019 deben recuperarse otros 150.000 M². Para el Transmetro se construyeron 15 Km. de vías y en el programa Barrios a la Obra han construido otras 1.350 que suman 256 Km. adicionales. El Plan Vial del Distrito contempla –con recursos garantizados– construir 26 nuevas vías, más 17 Km. que se recuperan con la canalización de arroyos, que históricamente ha sido la causa de un gran problema de movilidad.

La cifra invertida en los últimos años suma $1.7 billones, que son la prueba de que, por fin, los impuestos de los barranquilleros se han destinado a corregir parte de los problemas de movilidad.

A lo anterior hay que sumar que Barranquilla, así como Cali, tiene centrales semafóricas de última generación que permiten priorizar el transporte público y el manejo de tráfico actuado. La ciudad cuenta hoy con 302 intercepciones semaforizadas, lo que arroja 3.600 módulos semafóricos, que incluso funcionan sin energía.

No hay duda que Barranquilla ha actuado para disminuir los impactos que afectan la movilidad, pero nada será suficiente si cada uno de los que la habitamos sigue colocando el interés individual sobre el general, reflejado en las prácticas cotidianas de no ceder el paso, bloquear las intercepciones y no respetar las normas de tránsito.

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