Columna de opinión en el periódico El Heraldo escrita por Cesar Lorduy. Fecha de publicación: 9 de junio de 2014.

Una constante del ser humano es la preocupación sobre su futuro. La salud, la pensión y los hijos, entre otros, ejemplarizan dicha preocupación. La de José María Vargas Vila en su obra Los Césares de la Decadencia, es la de los hombres honrados, y la de la Declaración de Estocolmo, es el medio ambiente, que debe preservarse en beneficio de las generaciones presentes y de las futuras que tienen derecho a existir.

Nos debe preocupar la tierra y su futuro, pero en especial nuestra Costa Atlántica y Barranquilla, porque la probabilidad de que en esos lugares vivamos el resto de nuestra existencia, es bastante alta.
Según el Observatorio Laboral para la Educación, en la Costa Atlántica sin incluir a San Andrés, en el año 2012 obtuvieron título en algunas de las modalidades de la educación superior, 38.499 personas, la mayoría de ellos jóvenes que aspiran a iniciarse en el mercado laboral, cifra que viene creciendo casi que al 5% anual.

Para esos jóvenes es necesario construir futuro en la Costa Atlántica y en Barranquilla, y para que ese futuro sea viable, es necesario que nuestra región cuente con la infraestructura adecuada, que facilite su emprendimiento, y genere con ello el desarrollo industrial, comercial y portuario, como fuente de empleo formal y bien remunerado.

Ese futuro como nunca antes, está hoy en manos de costeños y barranquilleros que lideran acompañados de la Alcaldía de Barranquilla y de la Gobernación del Atlántico, grandes proyectos y obras que con apoyo financiero nacional, han hecho, hacen y harán la diferencia entre nuestro pasado y nuestro futuro.

Desde el Ministerio de Transporte, Cormagdalena, Departamento Nacional de Planeación, Banco Agrario, Ministerio de Minas, Fondo de Adaptación, Fontur, Bancóldex, Proexport, Esap y la lista sigue, incluyendo a Findeter, dirigida por un manizalita que se comporta igual o mejor que un costeño, se impulsan, ejecutan y garantizan obras de importancia para la región.

Entre ellas están el nuevo puente Pumarejo, la rehabilitación de la navegabilidad por el río Magdalena; el Centro de Convenciones del Caribe; la primera y segunda circunvalar; doble calzada Barranquilla – Cartagena; Museo de Arte Moderno, juegos bolivarianos y centro americanos; hotel El Prado; sistemas integrados y masivos de transporte para varias ciudades de la Costa y del diamante Caribe; teatro; acueducto (urgente) y aeropuerto para Santa Marta y el de Soledad, Plan Caribe contra la pobreza por $5 billones; 13 proyectos de infraestructura en el sector eléctrico; y más $25 billones por regalías que recibiremos en los próximos 10 años. Además no habrá cargue y descargue en fondeo sin concertación.

Algunas de las obras están contratadas, otras dependen de desembolsos y de vigencias futuras cuyos trámites apenas se inician, algunas se van a licitar o están proceso, pero todas ellas requieren de la presencia de nuestros coterráneos en el gobierno, para que sean una realidad. De todo lo anterior y solo son unos ejemplos, depende en gran parte el futuro que merece la región Caribe y Barranquilla, a los que llegan recién graduados más de 38.000  jóvenes, que merecen que ese porvenir lo aseguremos, porque aquí ellos y nosotros, queremos vivir el resto de nuestros días.

Link a columna de opinión: https://www.elheraldo.co/columnas-de-opinion/la-costa-barranquilla-y-su-futuro-155291

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