Columna de opinión publicada en el periódico El Heraldo escrita por Cesar Lorduy.Fecha de publicación: 15 de noviembre de 2014.
El Hotel El Prado construido por Burdette Higgins en 1932, bajo los lineamientos de la arquitectura republicana neoclásica, fue la repuesta de la familia Obregón Arjona, para que Barranquilla –que ya se destacaba, tal como hoy, como polo de desarrollo del país, gracias al impulso entre otros de Karl C. Parrish y Manuel J. De La Rosa, socios de la Urbanizadora El Prado–, contara con el primer hotel de 40 habitaciones con baño privado y teléfono, piscina semiolímpica, iluminación natural, terrazas y jardines tropicales, digno de visitantes nacionales y extranjeros.
Pero una sentencia del 19 de abril de 2005 expedida por el Juzgado 4° Penal del Circuito Especializado de Descongestión de Bogotá, que declaró la extinción del derecho de dominio en un 100% a la Compañía Hotel Del Prado S.A. y su establecimiento de comercio Hotel El Prado, al igual que una declaratoria de bien de interés cultural nacional por parte del Ministerio de Cultura en el 2004 –razón por la cual es imposible su enajenación o venta– le cambiaron su historia.
Como consecuencia de los actos que le cambiaron su rumbo, el Hotel El Prado quedó en las manos de la Dirección Nacional de Estupefacientes, que nunca pudo, ni quiso, entregarlo en concesión. Tuvo que llegar al Gobierno Nacional Tatyana Orozco para lograr que el hotel pasara de la DNE al Fondo Nacional de Turismo –Fontur– y luego que se le permitiera a este, por parte del Ministerio de Cultura, la entrega en concesión, que es el nuevo proceso en el que estamos y que lidera desde agosto nuestra ministra de Comercio, Industria y Turismo, Cecilia Álvarez.
Muchos años han pasado y el único resultado hasta ahora heredado de la DNE, (Fondo para la rehabilitación, inversión social y lucha contra el crimen organizado, Frisco), que tuvo a cargo el hotel, es que las acreencias laborales superan los $6.000 millones, las pérdidas netas anuales promedio en los últimos tres años son de $2.903 millones –a junio de 2014 ya van en $1.869 millones–, y así sucesivamente.
Pero a pesar de lo anterior, 9 empresas nacionales y 13 internacionales han manifestado interés en participar en esta nueva etapa estructurada por Fonade, entre las que se cuentan GHL (Sonesta, Sheraton), Movich Hoteles (IHG), Hoteles Estelar, Hoteles Marriot, Terranum (Operadores Aloft), Hoteles Royal, Bd Bacatá, Decameron Embassy Suites (Hilton), Iberostar, Grupo Inversionista Inglés, Grupo Sunset World, Grupo Empresarial Pestana, Grupo Hotusa, Sana Hoteles, AC Hoteles, NH Hotels, Evenia, Grupo Poma, Hyatt, Embajada de Portugal y Consorcio Colombo Español Tiubet.
Conocedores del empuje y compromiso con la ciudad de la ministra Álvarez, no tenemos duda de que la concesión que resulte de las propuestas que se reciban, debe permitir a los inversionistas la recuperación de la inversión en tiempos empresarialmente válidos, el uso de los predios distintos al hotel en otros negocios, ya que no todos tienen la condición de patrimonio, así como la remodelación y adecuación de las habitaciones de acuerdo con los estándares del mercado, sin que el servicio y la atención sea inferior a 5 estrellas, para que por fin, y de una vez por todas, se recupere un patrimonio de la ciudad, y podamos escuchar todos de nuevo: ¡Prado, es Prado!
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